martes, 23 de noviembre de 2010

Tu m'as embrassé aujourd'hui...





Porque hoy me apetece reír así, sin poder parar, notando el diafragma golpeando mis costillas, el abdomen haciendo fuerza y la sangre concentrada en mi cabeza. Porque anoche no quise irme de tu lado, porque he amanecido notando el calor de los rayos de sol en mi espalda. ¿Los rayos de sol o tus dedos? ya no me acuerdo... 
Y es que soy inmensamente feliz cuando me permites morderte la oreja, porque es a mí a quien se le eriza el vello de la nuca. 
Pero no me dejes que me levante de tu cama; no permitas que llegue a la ropa interior, desperdigada por tu habitación. Muévete. Mimetízate con mi piel y mátame a cosquillas. Apriétame, abrázame. No tengas compasión por mis labios.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La memoria de los peces..

Los peces de colores sólo tienen tres segundos de memoria, ¿lo sabías? Si tardan 3 segundos en rodear la pecera todo es nuevo otra vez, cada vez que dos peces se ven, es como la primera vez. Es como si fueran humanos, como cuando nosotros nos enamoramos, es como si fuera la primera vez. Una reacción química nos hacía olvidar los recuerdos dolorosos de la última ruptura y decimos: ¡vaya!, esto es genial, es nuevo, esto es diferente.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Desencantada..

El desencanto agolpa el mundo.. Tanto, que no hay ni inspiración para escribir.. Pero si un bonito texto...

"Generación Desencantada" Si no podemos encantarlos con la vida estamos fracasando. La vida no perdió su encanto. Fuimos nosotros los que perdimos el gusto por la vida. Perdimos la inocencia, la capacidad de asombro, la fe en el futuro. Perdimos la iniciativa, el hambre de progreso, las ganas de cambiar lo que hay que cambiar. El desencanto es la mejor arma de los más corruptos, de los villanos de la historia. El desencanto nos aísla, nos encierra, nos separa, nos vacía de sueños. Una generación desencantada es una generación de muertos en vida. Una generación desencantada no se siente útil, siente que al mundo, a la historia, le da lo mismo que ella exista o no. Una generación desencantada se siente sola. Una generación desencantada pide a gritos un milagro, algo que les devuelva la fe en la magia. Para volver a encantarse, para volver a creer en la magia, esa generación debe saber que no está sola. Debe saber que es necesaria, importante y decisiva para otras generaciones pasadas y futuras. Debe saber que lo que encanta de la vida no es el mundo que se recibió sino el que podemos dejar. Para encantarse con la vida una generación necesita rebelarse, el desencanto se contagia fácil, pero el encanto es un trabajo de hormiga. El encanto nos necesita a todos haciendo lo que amamos y amando lo que hacemos. Porque es mentira que las cosas son como son, las cosas son como dejamos que sean. El mundo cambia cuando nosotros cambiamos, y para eso hay que creer que el cambio es posible, es un acto de fe. Un acto de valentía, un acto de compromiso, un acto de amor. Te pueden decir que no se puede, te pueden decir que no, una y otra vez no, que esto es lo que hay y que más allá de esto no hay nada, solo un triste desencanto, y que vos no podes hacer nada, que hagas lo que hagas no va a cambiar nada. Es mentira, es falso. Más allá del desencanto está tu vida, tus sueños, y si vos no los haces realidad alguien los vive por vos, alguien se adueña de tus sueños, de tu vida. Mientras caen bombas que confirman que nada tiene sentido, mientras bombardean a una generación desencantada, acá hay otra generación, encantada con la vida, y con la realización de sus sueños. ”

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Por pedir...

...pido veinticuatro horas a tu lado en las que nos dé tiempo a todo menos a perder el tiempo. Por pedir, pido que me baste ese día para convencerte de querer estar conmigo para el resto de tus días. Por pedir, pido y preciso que exista un preciso momento, en el que se te escape un beso cuando menos te lo esperes, y cuando más lo lleve esperando yo. Por pedir, te pido en una tarde lluviosa, dentro de una casa sin gente, sobre un sofá sin cojines (para que sólo puedas abrazarte a mí), enfrente de mi película favorita… Bueno, si quieres enfrente de tu película favorita… bajo una manta que haga de telón tras el que actúen nuestras manos; marionetas manejadas por los verdaderos sentimientos. Me pido entonces tus dedos acariciando mi brazo, y mis cosquillas jugando al escondite con ellos.
Por pedir, pido dar un paseo al mismo paso, frenarnos en seco de repente, y mojarnos los labios sin que nos vea la gente. Pido, mientras caminamos por cualquier calle, llevarte y traerte al contarte cualquier estupidez, agarrando con tu mano mi brazo, como si de un acordeón te tratases, y tu risa fuese la mejor de mis melodías. Por pedir, pido pararnos unos segundos ante cualquier escaparate, continuar andando, y que, momentos después, me preguntes cuánto costaba ésta o aquella cosa. Entonces me pido contestarte que no lo sé, que no me fijé, porque lo único que he sido capaz de ver en el cristal ha sido tu imagen reflejada, y aquello… no tenía precio.
Por pedir, pido que me acompañes hasta el andén en el que días más tarde me estés esperando, y que mientras llega el autobús me mires con ojos tristes a la cara, aproveches mi distracción para agarrar fuerte con tus dos manos mi cinturón, en un intento por no dejarme ir, y me hagas perder todo menos la sonrisa. Por pedir, pido un café caliente mientras espero al siguiente autobús, colocar las manos alrededor de la taza, apretando con todas mis fuerzas para captar el calor, y que tú, de un plumazo, con un movimiento rápido, de esos que no dejan tiempo para invertir en especulaciones, me eleves la temperatura de todo el cuerpo.

Por pedir, pediría siete mil peticiones más, alargaría la lista hasta quedarme sin papel, y lo reciclaría para seguir pidiendo; para seguir pidiéndote… pero no me queda más remedio que impedirme continuar, que pedirme no continuar… Paro y reparo mi lista…
Por pedir, me pido sorprenderte… que te dejes sorprender… que te guste que te sorprenda… ¿y tú?... ¿qué pides tú?