miércoles, 9 de marzo de 2011

Que el fin del mundo te pille bailando.





Ante varios temas utópicos que en algún momento una se para a estudiar, he observado el gran colectivismo que nos domina día a día, y, sobre todo, a adolescentes. La impetuosa necesidad de pertenecer a un grupo, de ser aceptado en esta sociedad que nos domina y absorbe. Parémonos a pensar, ¿por qué no podemos ser como queremos ser, hacer lo que deseamos hacer en cada momento? Y es por el temor al rechazo, por encajar en el grupo de amigos de turno, aunque, con esas edades, nunca se sabe quiénes son los verdades (y, a decir verdad, tampoco con la de ahora). Los amigos vienen y van, la sociedad cambia constantemente, y nosotros con ella por esa ansiada integración.
Y es en este momento cuando cada cual debe reivindicar su "yo", su "individualismo". De acuerdo que no debemos olvidar la sociedad a la que pertenecemos, pero si debemos de pensar por uno mismo, y ser siempre feliz con lo que se hace.

No hay comentarios:

Publicar un comentario