Es muy fácil quedarse a esperar que llegue, total, si está escrito que llegue ¿para qué esforzarse? ¿para qué buscarlo? Eso es fácil y cómodo, pero no bonito.
Lo bonito es otra cosa, pero no porque esté escrito que sea así. Simplemente, porque da la casualidad de que llega y te enamora.
La casualidad de coincidir en un colegio, en una ciudad, por la calle, en la discoteca. Que sea el amigo de tu amigo, el hermano del primo de tu cuñada. La casualidad de haber seguido una serie de circunstancias que han hecho que estemos en el mismo sitio a la misma hora.
Y a partir de ahí, poner cada uno de su parte.
Es todo una casualidad.
Estamos llenos de casualidades.
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